terça-feira, 6 de novembro de 2012

Loca de Atar




Loca de atar
por hablarte desde el primer día, por darte la bienvenida a casa sin necesidad de predictor.

Loca de atar
por dormir contigo las 39 semanas y 4 días de embarazo, por acunarte desde siempre dentro del útero.

Loca de atar
por colechar desde el primer instante, por dejarte dormir durante meses sobre mí cuerpo, por seguir durmiendo juntas 28 meses después, noches y siestas, y saber que es bueno.

Loca de atar
por no creer que una palabra tan hermosa como “educación” se relaciona con  "control de conducta" sino con respeto, libertad y acompañamiento.

Loca de atar
también por no creer en la “buena-educación” ni en la “mala educación”, por considerarlas maneras de control ajenas a mi vida.

Loca de atar
por atender siempre tu llanto, por no provocarlo, por acompañarlo, por jamás dejarte llorar sola ni siquiera cuando el llanto libera.

Loca de atar
por pasarme por el forro los convencionalismos sociales, patriarcales y adultocéntricos, por dar prioridad a tu/mi instinto.

Loca de atar
por dejarte comer lo que quieres, cuando quieres y como quieres, por respetar  tus ritmos y horarios, por ofrecerte comida biológica siempre que puedo.

Loca de atar
por no creer en la frustración y menos en provocarla, por educar desde el empoderamiento que es bien distinto.

Loca de atar
por no atenerme a lo que algunos llaman “sentido común” en pediatría… El sentido común es otra cosa, si es que aún existe.

Loca de atar
por creer que el colecho no necesita apellidos y que, empiece cuando empiece, siempre es reparador para el niñ@ y para la familia.

Loca de atar
por continuar amamantándote a demanda, día y noche, durante 28 meses seguidos y estar disfrutando tanto.

Loca de atar
por dormirte cada noche al pecho, por sentirme todavía una loba cada vez que te doy de mamar en la oscuridad.

Loca de atar
por dormir del tirón, a pesar de las tomas nocturnas, y por haber curado mi insomnio intermitente de años con la prolactina de nuestra lactancia (eso sí que es científico).

Loca de atar
por considerarte mi maestra, por levantarme cada mañana dispuesta a aprender y  ser consciente.

Loca de atar
por dejar que me rompas cada día los esquemas (incluidos los de la crianza con apego) por abrir gracias a ti varios puntos de mira, por crecernos juntas.

Loca de atar
por creer en la sabiduría celular que permite la supervivencia de cada especie, por no olvidar que el cuerpo femenino contiene memoria.

En fin,
una y mil veces,
loca de atar,


loca de atar por saberme MAMÍFERA


y a mucha honra.

Myriam Moya Ten

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